Málaga

El ADN en la cremallera de la mochila del joven asesinado en Los Montes de Málaga, clave para la detención de Dinamita Montilla

Así fue la detención del presunto responsable del asesinato de David.

Con solo 21 años, David fue asesinado a tiros en una finca de Los Montes de Málaga. Estaba recogiendo algarrobas cuando se cruzó “con un señor mayor” al que incluso llegó a ofrecer agua; así se lo contó a su familia por mensaje antes de morir. Sin cámaras de seguridad que rastrear, la investigación policial se complicaba por momentos. Un año y nueve meses después, el ADN hallado en la cremallera de la mochila de la víctima y el trabajo incansable de los agentes han permitido la detención del sospechoso, conocido como  Dinamita Montilla, condenado a 123 años de cárcel -de los que cumplió  28- por cuatro homicidios en la provincia de Málaga en la década de los ochenta.

La operación policial, llevada a cabo por agentes del Grupo de Homicidios de la Comisaría Provincial de Málaga, se inició el día 29 de agosto cuando la familia llamó a la Sala del 091 para informar de que se le había perdido la pista al joven en el paraje conocido como Los Ciegos, en Los Montes; se había desplazado a una casa de aperos, propiedad de sus padres, ubicada en aquel lugar. Tenía el permiso de los dueños de las fincas colindantes para recoger los frutos, actividad que le permitía sufragarse los gastos de un joven estudiante. 

Sin embargo, aquella tarde, sería diferente. El joven contactó con su padre, a través de Whatsapp, y le informó de que se había topado con un cazador armado. En un chat de grupo  con unos amigos, también avisó de que se había encontrado con un extraño con una escopeta. A partir de ese momento, ya nadie volvería a tener contacto con la David, localizado sin vida a la mañana siguiente, sobre las 08:30 horas “con herida por arma de fuego en cabeza y cuello”. Según la inspección ocular llevada a cabo por los investigadores de Policía Judicial y Policía Científica, la víctima recibió dos disparos: un primer impacto de cartuchería de postas, y un segundo, “a bocajarro”, con munición de perdigones. 

Así comenzaba una compleja investigación en la que no se contaba con testigos directos de los hechos ni tampoco con imágenes de cámaras de seguridad. No obstante, en la escena del crimen, los agentes recabaron más de 60 muestras que resultarían más tarde fundamentales para incriminar al sospechoso.

Identificación de todos los cazadores de la zona

Las primeras pesquisas se centraron en identificar y tomar declaración a todos los cazadores autorizados en los puestos de caza o aguardos de la zona, tanto los actuales como de los últimos años; agentes forestales; asociación de vecinos y de cazadores; cazadores furtivos; guardeses de la zona; vecinos de las casas y diseminados colindantes, entre otros. Además, se estudió y tomó declaración, a través del Registro de la Propiedad, a los propietarios actuales e históricos de las tierras donde ocurrieron los hechos.

Durante meses, se contrastaron todas y cada una de las informaciones que aportaban los vecinos, detalló este lunes la inspectora jefa del Grupo de Homicidios, Rafaela Polo. Fueron más de sesenta declaraciones e incontables entrevistas, buceo en registros y archivos que pudieran aportar luz sobre lo ocurrido.

Rafaela Polo, inspectora del Grupo de Homicidios de Málaga, y Enrique Barón, comisario provincial. Rafaela Polo, inspectora del Grupo de Homicidios de Málaga, y Enrique Barón, comisario provincial.

Rafaela Polo, inspectora del Grupo de Homicidios de Málaga, y Enrique Barón, comisario provincial. / JAVIER ALBIÑANA

Paralelamente, los investigadores de la Policía Científica tiraban de otro hilo. Unos vestigios de tipo biológico hallados en una cremallera de la mochila que portaba la víctima el día de su muerte marcaban otra línea de investigación que permitiría identificar un perfil genético que guardaba una relación de parentesco con el autor del crimen y que aparecía en las bases de datos existentes de toma de muestra de ADN a personas detenidas.

153 de árbol genealógico

A partir del hallazgo obtenido, los policías diseñaron un árbol genealógico construido desde el año 1871 -tirando para ello de las partidas bautismales del Obispado-. Entre tantos nombres, los investigadores se centraron en el de José Jurado Montilla -apodado como El Titi o Dinamita Montilla-, un hombre de 62 años originario de Málaga, aunque sin residencia habitual en ningún lugar, y con al menos otros cuatro crímenes a sus espaldas.

Los agentes del Grupo de Homicidios de la Comisaría Provincial de Málaga comenzaron a rastrear al sospechoso a través de su perfil en la red social Tik Tok, donde era muy activo y compartía los lugares a los que se desplazaba. De esta manera, los investigadores se desplazaron hasta la provincia de Badajoz, donde habían situado sus últimos movimientos. Lo encontraron en un bar de una pequeña pedanía, procediendo a su detención, ante la cual no opuso resistencia. 

El pasado domingo, el arrestado pasó a disposición del Juzgado de Instrucción número 9 de Málaga,  decretado su ingreso en prisión provisional. Durante la toma de declaración, Dinamita Montilla negó los hechos. 

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios