Programación Guía de la Feria de Jerez 2024

Manuel de la Nina | Cantaor

"Los tablaos y el baile me han hecho mejorar, sentirme más seguro"

  • El jerezano avanza con paso firme desde que se marchó de su tierra hace ahora diez años, trabajando con compañías de primer nivel por todo el mundo

Manuel de la Nina, durante la entrevista para Diario de Jerez.

Manuel de la Nina, durante la entrevista para Diario de Jerez. / Manuel Aranda

A veces nos damos cuenta que el tiempo demasiado rápido viendo algunas fotografías. Así, el niño de aspecto regordete que despuntaba en aquel grupo llamado ‘Soniquete’ es ahora, casi quince años después, un cantaor curtido. Hablamos de Manuel Marín Valencia ‘Manuel de la Nina’ (Jerez, 1995), una de las voces incipientes del flamenco actual en Jerez que busca, a base de trabajo, un sitio en primera línea.

–¿Qué es de su vida?

–Bueno, la verdad es que trabajando mucho, no me puedo quejar, he conseguido hacerme mi hueco y estoy contento.

–Usted estuvo varios años viviendo en Madrid, ¿sigue allí?

–No, ahora estoy viviendo en Jerez, y desde Jerez voy a todos sitios. Cuando tengo que ir a Madrid a trabajar, que suelo hacerlo últimamente en el Tablao Los Leones que dirige Jonathan Miró, me quedo allí un par de semanas y luego me vuelvo.

–¿Y por qué ha decidido volverse a su tierra?

–Principalmente porque en marzo de hace año y medio fui papá, tuvimos una niña y claro, decidí quedarme en Jerez para disfrutar de toda la familia. La verdad es que estoy disfrutando de un momento muy feliz de mi vida.

–¿Le ha cambiado la vida?

–(Risas) Sí, sobre todo los horarios. Bueno, un niño te cambia todo, y a mí me lo ha cambiado. Es más, cuando tengo que ir a trabajar fuera, estoy deseando volver para verla.

–¿Y dónde centra ahora mismo su trabajo?

–Ahora mismo, como he dicho, paso bastantes temporadas en el tablao de mi amigo Jonathan Miró en Madrid, pero también estoy trabajando mucho con Farruquito, con Marco Flores y con Pepe Torres.

–Usted se marchó muy joven a Madrid...

–Sí, me fui con apenas 18 años porque yo tenía claro que quería ser cantaor. Empecé con 16 en la taberna, aquí en Jerez, luego pasé al Tablao Arenal de Sevilla, y posteriormente me fui a Madrid. Allí trabajé mucho en el tablao Villa Rosa, que antes estaba Jonathan Miró, pero también en Casa Patas y en el Corral de la Morería.

–¿Y qué le han dado los tablaos?

–Me han dado sobre todo seguridad, y muchas tablas. Yo sólo tengo buenas palabras para los tablaos, porque al estar en contacto con muchos compañeros, aprendes muchas cosas. Y no sólo de los más mayores, que suele ser lo típico, sino también de los más jóvenes, que son con los que paso más tiempo.

–¿A qué se refiere?

–Pues, por ejemplo, que de tratar con artistas como Ezequiel Montoya o El Bola, me he acercado a artistas que antes ni se me pasaban por la cabeza, como puede ser Marchena o incluso los Caganchos de Triana. Uno debe beber en muchas fuentes, y a mí los tablaos me han dado mucho.

–Los tablaos y el baile...

–Hombre claro, el baile también porque cuando tú compartes escenario con gente como Juan (Farruquito), Pepe Torres, Marco Flores o José Maya, aprendes muchas cosas. Además, el baile me ha obligado a perfeccionarme. A mí siempre me ha gustado investigar y no quedarme con lo básico, con los cantes que se hacen en Jerez, pero cuando te acercas al baile, hay muchos artistas que te obligan a aprenderte las peteneras de la Niña de los Peines, el Pregón de Makandé...cosas así. A mí el baile me ha dado recursos y experiencia.

–¿Qué significa experiencia en el cante?

–Pues no romperte la voz, sino que hay momentos en los que sabes graduarte, encajar o jugar con la media voz. Yo siempre lo doy todo cuando me subo a un escenario, pero ahora me conozco mejor a mí mismo.

–¿Cómo es trabajar con Farruquito?

–Para mí es lo máximo. Disfruto con todos los artistas con los que me subo a un escenario a cantar, que es mi profesión, pero trabajar con Farruquito es lo máximo, simplemente porque era mi ídolo de niño. Yo tenía varios ídolos cuando era pequeño: Camarón, Michael Jordan, Michael Jackson y Farruquito. Para mí Juan es un genio, y cuando trabajo con él, disfruto. Sólo con mirarte, te dice cosas.

–Recuerdo la última entrevista que le hice hace unos años, que me decía que siempre escuchaba a Chocolate...

–Es así, Antonio es para mí uno de mis cantaores favoritos, y no puedo pasar mucho tiempo sin escucharlo, me encanta. Ahora lo que pasa es que estoy escuchado a gente del siglo pasado. Si antes no salía de Chocolate, Mairena y El Torta, ahora escucho a Antonio Chacón, Vallejo, el Niño de León, el Niño de la Huerta....Busco también cantaores que me aporten, por ejemplo, cuando me piden polo me centro en El Gallina...Así voy.

–La semana que viene le veremos en una peña en Jerez, ya era hora, ¿no?

–Bueno, intento siempre que cada cierto tiempo, pueda tener un sitio delante, pero ya se sabe, no es fácil. Hoy por hoy, y ahora más si cabe porque tengo una familia que alimentar, tengo que adaptarme a cada situación para ganar dinero, y evidentemente, el baile es lo principal. Ahora bien, cuando tengo una oportunidad delante, intento aprovecharla. Ahora voy a la Peña Luis de la Pica, con un recital compartido con mi Enrique Remache, y después iré con Águeda Saavedra a la Peña Terremoto.

–A veces entiendo que un cantaor necesita subirse solo a un escenario...

–Claro, es la necesidad de expresar todo lo que tenemos dentro. Que en el baile no me quejo, porque con los artistas con los que voy, siempre me dan mi sitio solo, pero no es lo mismo que cuando el protagonista eres tú y no el bailaor. Cuando canto solo expreso todo lo que siento.

–Tiene ya 28 años, ¿se plantea grabar algún disco pronto?

–La verdad es que no, ahora mismo no me pasa por la cabeza, porque entre otras cosas, todavía no me siento capacitado. Soy joven aún y todo llegará, no quiero precipitarme.

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