Feria de Jerez

Medio millón de medias botellas de fino, el valor es lo que importa

Un grupo de mujeres vestidas de faralaes comparten unas copas de vino en una caseta de feria.

Un grupo de mujeres vestidas de faralaes comparten unas copas de vino en una caseta de feria. / Miguel Ángel González

Las bodegas del Marco de Jerez realizan por estas fechas sacas especiales de finos y manzanillas en rama, gracias a la que los jereces de crianza biológica llegan al consumidor en la forma más natural y sin apenas filtración -la mínima imprescindible para eliminar los restos más grandes de velo de flor-, como si se extrajera directamente de la bota para saborearlo en una copa.

Estos lanzamientos aportan más prestigio y valor que volumen, pues se trata de embotellados, generalmente, limitados, en un escenario de caída generalizada de ventas al que, sin embargo, suele escapar la primavera andaluza, en la que finos y manzanillas se reivindican a través de las ferias, romerías y demás fiestas características del sur de la Península en los meses de sol.

En la Feria de Abril de Sevilla, la del Caballo de Jerez, la de la Manzanilla de Sanlúcar, la del Vino Fino de El Puerto… y también en El Rocío, los brindis por derecho se hacen con fino y manzanilla, hasta completar los doce millones de medias botellas -4,5 millones de litros-, que el Consejo Regulador de las Denominaciones de Origen del Marco de Jerez estima que se consumirán en la primavera festiva andaluza.

A la Feria de Jerez, según los cálculos de la institución jerezana del vino, corresponde medio millón de medias botellas, previsión que se antoja un tanto exigua habida cuenta del resultado de la Feria de Abril y del balance del estreno de la del Caballo, con lleno a rebosar en el fin de semana del ‘alumbrao’, en el que se hacía difícil hasta pasear por las calles del González Hontoria.

Tanto en su forma de consumo tradicional como en rebujito, el vino de Jerez ha estado presente en las reuniones familiares o de amigos de los primeros días de la Feria, para la que el Consejo Regulador tenía muy buenas sensaciones antes de su inicio, sobre todo por las condiciones meteorológicas favorables. Ya se sabe, al fino y la manzanilla le sienta mejor el tiempo fresco que el exceso de calor.

A la previsión del medio millón de botellas se llega por regla de tres: cien cajas de 9 litros por caseta, de las 170 que hay en la Feria jerezana, equivalen a algo más de 400.000 medias botellas, a los que cabe añadir otras cien mil del consumo en los establecimientos de fuera del recinto ferial, en particular los ubicados en las inmediaciones del mismo, en los que hace meses que está todo reservado para el almuerzo y las cenas.

A tenor de la afluencia de público en Sevilla y con previsiones de ocupación en Jerez, “la Feria del Caballo apunta muy bien, y aunque el número de casetas es el mismo que en ediciones anteriores, son de mayor tamaño, que también ayuda a un mayor consumo”, espeta el presidente del Consejo Regulador, César Saldaña.

Saldaña destaca de la la Feria de Abril de Sevilla, “que por la gente que ha estado, ha sido fabulosa” dos aspectos positivos en general: la mejora de precios en la feria que más se vende, pero donde estaban muy bajos; y el respeto a las primeras marcas", sobre todo en el rebujito, más expuesto al uso de marcas blancas y, por qué no decirlo, de vinos no amparados por la Denominación de Origen.

Cualquiera que haya pisado la Feria del Caballo en sus primeros días de la edición de este año se habrá percatado de la evidente subida de precios, a una media la media, valga la redundancia, de entre nueve y diez euros frente a los seis o siete a los que cotiza, por ejemplo, en los tabancos de la ciudad.

Hasta el final de la Feria, una vez la institución del vino cruce datos con las bodegas, principalmente con González Byass, la bodega que más vende en la fiesta jerezana de la que es su principal patrocinador, no se sabrá si se cumple o rebasa la previsión del medio millón de botellas. Pero la presente edición, y por lo ocurrido en Sevilla, César Saldaña no tiene la menor duda de que redundará en un aumento del valor, no así del beneficio para las bodegas, pues el margen después de descontar el incremento de costes, incluido el de la materia prima, viene a ser el mismo.

Y tanto monta para el casetero, que “antes se forraba con el vino, porque compraba barato y vendía caro, pero las bodegas están repercutiendo el incremento de costes y se han limitado las promociones de Feria, que no tenían mucho sentido si se tiene en cuenta que es cuando más se consume”. “Este año no se han visto ofertas salvajes”, apostilla Saldaña, quien desliza un par de consejos ya habituales por estas fechas: “que se beba con moderación, comprobar que el rebujito se hace con primeras marcas y disfrutar muchísimo de la Feria”.

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