Jerez, tiempos pasadosHistorias, curiosidades, recuerdos y anécdotas

Las dos mayores hazañas taurinas de Rafael de Paula

  • Las cosechó en la plaza de Jerez, en 1964 y en 1979Cuando cortó las dos orejas y el rabo al toro 'Sedoso' del Marqués de Domecq y cuando mató seis toros en solitario, cortando siete orejas, que fue llevado a hombros de sus partidarios hasta los pies de la Patrona, la Virgen de la Merced 1.- Paula interpretando el toreo de capa, en sus buenos tiempos. 2.- Anuncio de la corrida de 6 toros que Rafael de Paula mató en 1964, en la plaza de Jerez, cortando un total de siete orejas. ARCHIVO DEL AUTOR.

EL pasado 17 de mayo, se cumplieron treinta y un años de la gran faena que nuestro paisano el diestro Rafael de Paula, hiciera al toro 'Sedoso', de la ganadería del Marqués de Domecq, en la plaza de toros de Jerez, en el año 1979, cortándole las dos orejas y el rabo. Esa tarde, Rafael torearía con los ases sevillanos Curro Romero y Emilio Muñoz. Como recuerdo de su sensacional actuación, se colocó en la plaza una placa de bronce conmemorativa de dicha colosal faena.

Pero mayor hazaña aún, sería la que Paula realizó trece años antes, el 28 de junio de 1964 - se cumplen ahora 46 años - toreando Rafael como único espada, una gran corrida de seis toros de la ganadería de Salvador Guardiola, en la que cortó siete orejas en total. Dos orejas, en el segundo, y una en cada uno de los toros restantes.

Esta no sería la única encerrona de Paula con seis toros, ya que, a lo largo de su carrera taurina, mataría siete corridas, en solitario, haciéndolo dos veces en Jerez y otras dos en Sevilla, lidiando las restantes en plazas como las de Madrid y El Puerto.

Es curioso lo que ha sucedido con este torero de leyenda. Que se recuerdan sus muchos fracasos, pero no sus mayores triunfos, como aquel quite que hizo a un toro, en la plaza de Madrid, del que tanto tiempo se estuvo hablando, como algo grandioso. Cuando Rafael de Paula era joven, sus seguidores se contaban por legiones. Pero muchos de esos seguidores los fue perdiendo en sus últimos tiempos, incluso mucho antes de que el 15 de febrero de 2002 el Rey le concediera la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes, cosa que algunos aficionados todavía ignoran, porque se acuerdan más del gesto de impotencia que le llevó a arrancarse la coleta y tirarla en la plaza de Jerez.

Pero volvamos al inolvidable triunfo que obtuvo al matar seis toros en solitario. El día de las siete orejas en la encerrona de 1964, Rafael de Paula que contaba entonces 24 años- nació el 11 de febrero de 1940 -, fue sacado a hombros de sus partidarios, siendo llevado así hasta el santuario de la Virgen de la Merced, donde se cantó una salve popular a la Patrona. Para los que no estuvieron allí, les recordaremos algunos otros datos de este histórico acontecimiento taurino en la carrera profesional de Rafael de Paula. "Un bravo gesto de un torero genial", como decían los carteles. Era la reaparición de Paula, tras haber culminado su servicio militar.

El sobresaliente de espadas fue el jerezano 'Rafaeli'. El primer toro y el último los brindó al público; el segundo al veterinario Aurelio Agüera y el tercer toro de la suelta a un grupo de 50 invidentes de la ONCE que quisieron ir a 'verlo', demostrando así que a Rafael de Paula hasta los ciegos podían 'verle' ejecutar aquel toreo de maravilla que el gitano de Santiago tenía. Caso único éste, en la historia del toreo, que un grupo de cincuenta ciegos hayan acudido juntos a una plaza de toros a ver a un determinado diestro. Y como último dato de esta corrida que causó el delirio de los aficionados, digamos que aquel día, el Paula lució un precioso y poco visto terno de color naranja y oro.

No obstante, y pese a ese grandísimo triunfo, esa temporada Rafael sólo llegó a torear en diez corridas. La cara y la cruz, el sol y la sombra, la mala sombra, diríamos mejor, del gran torero de Jerez; al que pese a sus grandes triunfos seguían sin lloverle los contratos, para torear en otras plazas. Pero, con el tiempo, los contratos también le llegarían, pues supo ganárselos a pulso y luchando, siempre, siempre, contra la artrosis de sus rodillas, enfermedad que pese a diez operaciones, acabó por vencerle y retirarlo forzosamente del toreo; pasando a entrar, desde entonces, en la historia de los grandes toreros de leyenda.

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