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Por los Llanos del Republicano

  • Un paseo por los alrededores de Villaluenga del Rosario

Como los lectores saben, el Parque Natural de las Sierra de Grazalema encierra entre sus montañas y valles rincones de gran belleza en los que, a un privilegiado escenario natural, se suma el interés histórico y etnográfico de muchos de estos lugares. Este es el caso de un singular paraje conocido como los Llanos del Republicano, en Villaluenga del Rosario, por el discurre una de las rutas más frecuentadas de estas sierras que, con algunas variantes, vamos a recorrer en nuestra salida de este domingo.

Cruzando el bosque

Saliendo del pueblo de Villaluenga, una pista bien señalizada que arranca junto a la piscina municipal nos lleva hasta el Puerto de las Viñas (o de La Mesa), a un km del pueblo, donde se ha habilitado un aparcamiento para quienes han llegado hasta aquí en su vehículo. Desde este lugar, y caminando en todo momento por una pista forestal de cómodo recorrido, la ruta discurre en su primer tramo por un frondoso bosque de encinas y alcornoques que se desarrolla en las faldas de las Sierra del Peralto (1).

Nada más iniciar la marcha observamos a nuestra derecha un pinar de repoblación que, como las manchas existentes en la Garganta de Barrida y en otros parajes cercanos, "formaron parte de las medidas correctoras destinadas a evitar la erosión en toda la cuenca que drena al Embalse de los Hurones" (2). Al poco, llegaremos a una cancela donde un cartel nos indica que andamos por el Camino de las Merinas cruzando el Monte Lomas y Matagallardo, como se conoce también a esta zona de la sierra. A 500 m del inicio de la ruta encontraremos una bifurcación en la que tomaremos el camino de la derecha que nos llevará en dirección a los Llanos, cruzando el bosque.

Este hermoso bosque, adehesado en algunos parajes, forma parte de una gran mancha arbolada que desde Villaluenga cubre las faldas de La Mesa (donde nos hallamos) y la Piedra Alta, llegando hacia el noreste hasta las laderas de los Terrazgos y las Cumbres, cerca ya del Puerto de los Alamillos y del término de Ronda. La naturaleza geológica de estos montes que atravesamos en la primera parte del recorrido, donde la roca predominante es la conocida como "areniscas del Aljibe", permite el desarrollo de un extenso alcornocal, que nos muestra algunos grandes ejemplares recientemente descorchados. Con todo, en este sector que cruza nuestro camino, observamos una gran abundancia de encinas, especie dominante en todas las manchas calizas de la Sierra de Grazalema y que aquí se presenta paradójicamente sobre suelos silíceos. Entre los árboles van de un lado a otro los cerdos ibéricos que se crían en montanera aprovechando el abundante pasto de bellotas de estos montes. Junto a los "cochinos" también pueden verse vacas, cabras y ovejas en las zonas más cercanas a los Llanos, donde antaño se aclaró el arbolado y el matorral, transformándose el bosque en dehesas o en praderas abiertas salpicadas de encinas.

A ambos lados de la pista reclama la atención del paseante curioso la roca arenisca, de llamativas tonalidades pardas, amarillentas y rojizas, que nos permitirán diferenciarla fácilmente de la caliza, que, a excepción de este tramo, está presente en el roquedo de todas las sierras cercanas. La mancha de areniscas del terciario ocupa en este sector una gran superficie que penetra, a modo de lengua rocosa, entre las moles de calizas jurásicas de las sierras del Endrinal y Caíllo que hemos dejado a nuestras espaldas junto a Villaluenga, y la de Libar, que veremos enseguida al otro lado de los Llanos.

Caminando por los Llanos

Cuando llevamos recorrido 1,5 km desde nuestra salida, un hermoso paraje se abre ante nosotros a punto de abandonar el bosque. Una amplia depresión orientada de noreste a sureste nos permite apreciar, en primer término, la gran mancha boscosa que acabamos de cruzar. Al frente, un gran llano desprovisto de vegetación que se aprovecha para usos ganaderos, se extiende hasta los pies de las paredes de la sierra que nos muestra, cerrando el horizonte, su abrupto roquedo.

Llegamos así a una cancela junto a la que se ha instalado un porche y mirador para descansar un rato mientras admiramos este sorprendente paisaje que nos transmite sensaciones de paz y sosiego. Ante nosotros se ofrece una magnífica panorámica de los Llanos del Republicano y de las cumbres calizas de la Sierra de Libar que nos muestran de izquierda a derecha, el torcal de Cancha Bermeja, el pico de Mojón Alto (1295 m), que sobresale en el relieve casi en la vertical de la Sima del Republicano que se abre a sus pies. Una gran canal, en forma de embudo, indica el camino hacia el collado donde se encuentra el Puerto del Correo (también conocido como del Tiro de la Barra) paso natural que desde siglos atrás comunica con los Llanos de Libar, dejando entrever las cumbres de la Sierra del Palo, al otro lado de estos llanos. A la derecha, más cercanas a nosotros, despuntan las cimas de los Navazos de Libar y el Peñón Bermejo (1212 m) montes todos ellos que marcan el límite entre las provincias de Cádiz y Málaga.

Retomamos nuestro camino por los Llanos, una gran depresión cerrada que, por el noreste, a nuestra izquierda, se comunica a través de suaves pendientes con el valle del Campobuche. En dirección contraria, hacia el suroeste después de superar las lomas de Las Merinas, el paisaje se abre a la Garganta de Barrida, ya en el término de Ubrique. Estos llanos constituyen una formación geológica conocida con el nombre de "poljé" que, en síntesis, se trata de un gran valle alargado, con fondo más o menos plano, rodeado de sierras escarpadas. Habitualmente suelen estar recorridos por uno o varios arroyos cuyas aguas se drenan a través de un sumidero o sima.

En el caso del "poljé" del Llano del Republicano, uno de los mayores del Parque Natural, cierran el valle las sierras del Peralto y de Libar y Mojón Alto junto a sus estribaciones. Sus aguas son recogidas por los arroyos de Los Álamos, del Lazareto, de los Pajares y de otros cursos menores, siendo conducidas hasta la Sima del Republicano por la que penetran al interior del gran acuífero de Libar para aflorar después, como veremos, al cauce del río Guadiaro. Estructuralmente, los Llanos constituyen el fondo de un sinclinal, (o lo que es lo mismo, un gran pliegue en forma de "V") en el que afloran materiales cretácicos que aquí están representados por margas blancuzcas o rojizas de aspecto pizarroso cuyos estratos pueden verse en muchos puntos de nuestro recorrido aflorando llamativamente sobre los prados (3).

Tras dejar atrás el mirador de los llanos, encontraremos a 500 m una bifurcación. Debemos seguir ahora, como nos indican las señales, el camino de la izquierda que nos llevará hasta los pies de la Sierra de Libar y hasta la Sima del Republicano. Especialmente recomendable es hacer esta ruta en invierno o en primavera, cuando después de las lluvias, el agua corre cristalina por los arroyos y los Llanos se cubren con el manto verde de sus prados salpicados de flores, donde no faltan nunca los lirios y las orquídeas. Siguiendo la ruta, el camino discurre plácidamente dejando a la izquierda el Cerro del Galapagar que luego rodearemos en nuestro camino de regreso, donde se asienta un encinar adehesado. Las ovejas y cabras, de las que después se obtendrá la leche para los famosos quesos payoyos de Villaluenga, pastan aquí en los prados, donde apenas quedan ya árboles y dónde solo crecen los majoletos. Nuestro camino sigue junto al arroyo que ha excavado su lecho en sus propios sedimentos arcillosos.

El paseo por los Llanos nos ofrece múltiples contrastes ya que constituyen un auténtico "ecotono", es decir, una zona de separación, de transición entre dos ecosistemas distintos, entre dos "mundos" diferentes; el constituido por la masa boscosas de alcornoques y encinas, con sus comunidades animales y su característica vegetación acompañante (brezos y brecina, escobones, jaras, jaguarzos, majoletos…), y el originado en torno a la sierra de Libar. Este último, marcado por el predominio de la encina, cuenta con una gran variedad de especies vegetales rupícolas y de comunidades de aves de roca, además de con la presencia de mamíferos de gran interés como la cabra montés, que no hallamos en el alcornocal (4).

(Continuará. Próximo domingo: En la Sima del Republicano. Por las faldas de Cancha Bermeja. El Aljibe de la Breña. Por el Arroyo del Lazareto. La Fuente del Espino. El alcornocal de Matagallardo).

José y Agustín García Lázaro

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